19 hs. Un bruto ejército de ejecutivos se dedica a ocupar las enceradas mesas de un after-office, al ritmo de múltiples ringtones sonando desde sus bolsillos como prótesis histéricas. Sonrisas apresuradas, apodos, jarra de cerveza helada y un apetito ahogado en las miradas, tan profundamente vacío que espanta. Enseguida, se organizan asados, partidos de tenis o de fulbo para los más viejita (porque ahora hay “ejecutivos viejita", señora), se habla de las tetas de alguna fulana y se planean findes en un spa con aguas termales y baños de bosta de orangután para “desenchufarse”. Ahí vamos. La ansiedad se apodera de la gran ciudad como una medusa déspota y pegajosa. Y aterriza (imperial) la gigantesca nave de la anestesia: Todo está programado en el infalible panel de control para una vida satisfecha, equilibrada y segura. Economía del tiempo, dosificación del ocio y la cruel ilusión de libertad, a los sólos y perversos efectos de no pensar en otra cosa. Evadir la pregunta, zambullirse en la estridencia feroz de la compra despavorida, bajarse los pantalones para la tremendísima inyección de pelotudez y deseos inmediatos. (Ojo hippie, para vos también).
Lo maravilloso, señores, es fantasear con la libertad ¡eso que escucho decir “soberanía”!. Claro, pero si vivimos en democracia viejo, podemos manifestarnos, solidarizarnos con el despelote de Medio Oriente, votar a quien mejor nos caiga (porque tenemos un poli-partidismo de puta madre), hacer lo que pinte y comprar lo que se nos ocurra (le recuerdo que eso en Cuba no sucede señora, así que fíjese qué onda su preocupación por la salud de Fidel ¡y deje de mirar TN de una vez quiere!). Qué lindo que es hablar de la mediocridad, eso sí que redime la conciencia ¿no?. Como si por sólo mencionar esa palabra nos convirtiera mágicamente en menos mediocres. Qué lindo es dejarse mentir y creer resistirnos a la Farsa de la industria-basofia que nos baja la luna a cambio de un poco de parálisis mental, comportamiento primate y obsecuencia clasemedia-fóbica-blumbergriana-celulítica-fanática-atroz.
Una piba de 12 años se dedica a pensar en el próximo celular modernísimo que le pedirá a sus padres. Ellos, falsamente alarmados por el precoz snobismo de la pequeña, piensan que lo mejor es estar comunicados. Perdón, pero ¿comunicar qué cosa?. Ah claro, que no está descuartizada en una zanja y que aún conserva los 5 dedos de la mano. No importa cómo, pero a salvo y en remis de confianza, desde ya. ¿Hay otra cosa para comunicar?: ¡Póngase a estudiar mijita que no la quiero ver vendiendo ropa en los coreanos!.
Le contaba. Los ejecutivos. Estos tipos de negocios vió, medio pelo, pichones de garca (o garca consagrado en el mejor de los casos). Mugre cipaya: cachetitos bronceados, atornilla-trabas, tomadores de merca en baños con Lysoform, fanáticos de autos con airbag y petes express, admiradores de la pasta de mamá, llorones mimados del blanco Ala, fervientes mundialistas, increpantes puteadores de atención al cliente, falsos entendidos de Floyd (que sólo escuchan para “transportarseeeee” o levantarse una hippie de Barrio Norte traumada por la descontrolada prosperidad de su familia). Buenos muchachos como para la nena, que no le van a hacer pasar “necesidad” ¡¿Qué necesidad?!. Bueno che, ojos que no ven corazón que no siente. ¿Qué quiere la nena encima de la lipo y el viajecito a Miami?. ¿De qué me habla? ¿incertidumbre, angustia, soledad? ¿Cómo? ¿la búsqueda existencial?. Pero déjese de pavadas quiere y coma el sushi de una vez, no me deje pagando al muchacho. Y no me llore que hay gente que está peor, eh?. Esa pobre gente que duerme en la calle y junta cartones, qué terrible. ¿Sabe cuántas quisieran tener una vida como la suya con ese hermoso televisor que le compró su marido?. ¿Qué su marido tiene qué? ¿Neurosis?. Pero vamos, eso es un invento de los drogadictos y toda esta gente reventada de ahora que se queja de llena.
Gracias a Dios no le falta nada doña, dése vuelta y duerma tranquila. Eso, duerma, duerma, duerma…
Lo maravilloso, señores, es fantasear con la libertad ¡eso que escucho decir “soberanía”!. Claro, pero si vivimos en democracia viejo, podemos manifestarnos, solidarizarnos con el despelote de Medio Oriente, votar a quien mejor nos caiga (porque tenemos un poli-partidismo de puta madre), hacer lo que pinte y comprar lo que se nos ocurra (le recuerdo que eso en Cuba no sucede señora, así que fíjese qué onda su preocupación por la salud de Fidel ¡y deje de mirar TN de una vez quiere!). Qué lindo que es hablar de la mediocridad, eso sí que redime la conciencia ¿no?. Como si por sólo mencionar esa palabra nos convirtiera mágicamente en menos mediocres. Qué lindo es dejarse mentir y creer resistirnos a la Farsa de la industria-basofia que nos baja la luna a cambio de un poco de parálisis mental, comportamiento primate y obsecuencia clasemedia-fóbica-blumbergriana-celulítica-fanática-atroz.
Una piba de 12 años se dedica a pensar en el próximo celular modernísimo que le pedirá a sus padres. Ellos, falsamente alarmados por el precoz snobismo de la pequeña, piensan que lo mejor es estar comunicados. Perdón, pero ¿comunicar qué cosa?. Ah claro, que no está descuartizada en una zanja y que aún conserva los 5 dedos de la mano. No importa cómo, pero a salvo y en remis de confianza, desde ya. ¿Hay otra cosa para comunicar?: ¡Póngase a estudiar mijita que no la quiero ver vendiendo ropa en los coreanos!.
Le contaba. Los ejecutivos. Estos tipos de negocios vió, medio pelo, pichones de garca (o garca consagrado en el mejor de los casos). Mugre cipaya: cachetitos bronceados, atornilla-trabas, tomadores de merca en baños con Lysoform, fanáticos de autos con airbag y petes express, admiradores de la pasta de mamá, llorones mimados del blanco Ala, fervientes mundialistas, increpantes puteadores de atención al cliente, falsos entendidos de Floyd (que sólo escuchan para “transportarseeeee” o levantarse una hippie de Barrio Norte traumada por la descontrolada prosperidad de su familia). Buenos muchachos como para la nena, que no le van a hacer pasar “necesidad” ¡¿Qué necesidad?!. Bueno che, ojos que no ven corazón que no siente. ¿Qué quiere la nena encima de la lipo y el viajecito a Miami?. ¿De qué me habla? ¿incertidumbre, angustia, soledad? ¿Cómo? ¿la búsqueda existencial?. Pero déjese de pavadas quiere y coma el sushi de una vez, no me deje pagando al muchacho. Y no me llore que hay gente que está peor, eh?. Esa pobre gente que duerme en la calle y junta cartones, qué terrible. ¿Sabe cuántas quisieran tener una vida como la suya con ese hermoso televisor que le compró su marido?. ¿Qué su marido tiene qué? ¿Neurosis?. Pero vamos, eso es un invento de los drogadictos y toda esta gente reventada de ahora que se queja de llena.
Gracias a Dios no le falta nada doña, dése vuelta y duerma tranquila. Eso, duerma, duerma, duerma…