jueves, 14 de diciembre de 2006

Litros



Una guitarra respira por el túnel de agua, agua en círculos perfectos que se fugan en extensiones insospechadas.
Eco, eso, eco mediterráneo…
Aves, todas zancudas en el azul profundo del imposible.
Olas cremosas, campanadas fúnebres a lo lejos, la piel que se tensa y resiste bajo el sol de la embarcación.
Nadar es bello pero insuficiente. ¡Si existiera otra forma de copular con la magnificencia del líquido!
Sal, irrealidad, bocanadas de los muertos.
Gordura del mar, besos del paisaje, blancura de los hogares,
Canela ahogada en la sartén de la griega que suda en silencio
y envejece absoluta.
Alguien emigra,
Promete danzar en su regreso
Y deja volar su sombrilla roja en la marea endiablada.

(Roja vida
Roja muerte
Roja totalidad)

El sueño es el mago que acaricia a los débiles
A los hombres niños en lavandas
Y penetra
Impregna las sedas madres de la antigüedad.
Caigo
Se caen todos en remolinos de humo
En la invisibilidad del gozo que obsequia el mago.
Esta noche me hundo en el placer primitivo
de quien se rinde ante la voluptuosidad de un ensueño
inevitablemente
manco.