martes, 7 de agosto de 2007

La Strada


«Al inicio de La Strada había sólo un sentimiento confuso de la película, una nota suspendida que proporcionaba tan sólo una melancolía indefinida, un sentido de culpa difuso como una sombra; vago y doloroso, compuesto de recuerdos y de presagios. Este sentimiento sugería con insistencia el viaje de dos criaturas que están fatalmente juntas, sin saber por qué. (...) Hacía mucho que quería hacer una película para Giulietta: me parece una actriz singularmente dotada para expresar con inmediatez los estupores, los sustos, los frenéticos regocijos y los cómicos oscurecimientos de un payaso

Federico Fellini.

Es curioso cómo el relato de dos historias individuales, puede capturar el espíritu dominante de un lugar y época enteros. Quizás en eso resida la genialidad narrativa y artística de su autor, el modo interpretativo y casi inconsciente en que proyecta sus más íntimas impresiones. En La Strada, Fellini lo que consigue es un retrato global de toda la Italia hambrienta de posguerra y hasta la idiosincrasia de todos los pueblos mediterráneos, a través de la marginalidad y desdicha de sus personajes.

Una campesina pobre y -lo que hoy llamaríamos- “disminuida”, es vendida por su familia al cruel Zampanó (Anthony Quinn), un mundano artista de circo. Subestimada por la prepotencia de su amo, la sumisa Gelsomina se ve obligada a acompañarlo en sus espectáculos, donde él parte cadenas ante un público desafiante. Una especie de amor-odio va gestándose dentro de ella, como si no pudiera vivir sin la falsa seguridad que le devuelve el sometimiento de Zampanó. Así, legitima el maltrato y la indiferencia conformándose con una vida servil, donde su único escape será la magia del circo. Allí encontrará la confianza en sí misma gracias a un artista soñador, a quien Zampanó sabrá apartar fatalmente.

El dulce y triste personaje de Gelsomina, definida por Fellini pero interpretada por su esposa Giuletta Masina como un clown cuya desdicha recorre cada fotograma; se podría encontrar, aunque en un pasaje mucho más extremo, en las protagonistas de los films de Lars Von Traer, Emily Watson en Rompiendo las olas (Breaking the Waves, 1995) y la histriónica Bjork en Bailarina en la oscuridad (Dancer in the Dark, 2000). Sin embargo, la contundencia dramática de Masina permanece cimentada como única desde su debut en Camarada (1946), dirigido por Roberto Rosellini.

Sin dudas, La Strada irrumpe como un prodigio sensible, donde la economía narrativa alcanza su esplendor sin descuidar detalles. En este contexto y con la complejidad de su autor, es donde el film se convierte en una historia de amor imposible, más que en denuncia social. El amor abnegado de la tierna payasa, confronta una y otra vez con el amor oscuro y orgulloso de Zampanó, aunque acabe finalmente consumido por su inevitable soledad. Una lección espléndida sobre la cobardía, el egoísmo y el desamparo frente a la infinita bondad que trasciende el drama hasta el límite, en todas sus formas.

Candidata al Oscar en 1957 como mejor guión por Federico Fellini y Tullio Pinelli y ganadora del León de Plata en el Festival de Venecia en 1954, La Strada se sublimó como una maravillosa “road-movie” tal como alude su título: La calle. Dolorosa, amarga y llena de sorpresas, donde no siempre sobrevive el más fuerte.

Es por esto que Fellini, además de ser reconocido como uno de los cimientos del modernismo cinematográfico, también debería ser recordado como un excelente creador de personajes e historias, potenciado luego con la llegada de la revolucionaria La dolce vita en 1960, donde la búsqueda de nuevas formas artísticas lo acabaron por consagrar como uno de los más grandes autores cinematográficos del siglo XX.

Federico Fellini, "Hacer una película". Ed. Paidós. Colección "La memoria del cine". Barcelona, 1999.

6 comentarios:

darofalk dijo...

veo que compartimos el gusto por el cine italiano. Sera, acaso, que somos muy gritones, sinceros, temperamentales?
viva la Italia
viva fellini
picollo mondo!!!!!!

Victoria dijo...

y las passsta!!!

Daro dijo...

magneticoda
como andas vic?

Anónimo dijo...

bambola apassionatta!!!!!

gustoso blog.

me lo refirió un amigo, e hizo bien.

Victoria dijo...

Se le agradece...

Victoria dijo...

Se le agradece...